‘La sesión final de Freud’: batalla dialéctica entre fe y razón

La sesión final de Freud
Tamzin Townsend triunfa en el Teatro Español con la representación de un hipotético encuentro entre Freud y C.S. Lewis.

3 de septiembre de 1939. Inglaterra le acaba de declarar la guerra a Alemania. En Londres, un hombre de 83 años, debilitado por un cáncer de boca, sigue con atención, desde el salón de su casa, los boletines informativos de la radio. De pronto, el ladrar de su perro le anuncia una visita. Un joven académico de Oxford hace su aparición e inician una animada charla. Hasta aquí todo normal, pero ¿quiénes son estos dos personajes? Nada menos que el conocido como el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud; y el autor, entre otras obras, de Las Crónicas de Narnia, C.S. Lewis. Dicho esto, la expectación ya se respira en el aire. Lo que podría ser una anodina conversación entre dos desconocidos caballeros se convierte en un interesantísimo debate entre fe y razón. La sesión final de Freud, que ya cuelga el cartel de “entradas agotadas” en la Sala Pequeña del Teatro Español, convierte este ficticio encuentro en realidad.

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Eleazar Ortiz y Helio Pedragal (de izq. a dch.) dan vida de forma brillante a Lewis y a Sigmund Freud.

La idea original surgió de la mente de Armand M. Nicholi, un profesor de Harvard que imaginó un supuesto diálogo entre estas dos opuestas personalidades y que, posteriormente, plasmó en el libro The Question Of God: C.S. Lewis vs Freud (La cuestión de Dios: C.S. Lewis vs Freud). Tiempo después llegaría la versión teatral, Freud´s Last Sessión. El culpable, el autor americano Mark St. Germain. El éxito de la obra fue sonado. Al estreno en Nueva York -julio 2010- le siguieron los escenarios de Inglaterra o Argentina. Ahora es la británica Tamzin Townsend, afamada directora teatral, la encargada de subir a escena, ante el público madrileño, este formidable texto.

La obra es “como un ring” – para los más pacifistas, si lo prefieren, como una tensa partida de ajedrez-, así lo expresa Tamzin en la web del Teatro Español, donde explica qué le llamo la atención a la hora de apostar por el texto de St. Germain. Y no es para menos, desde el minuto cero el público se queda abstraído por el combate verbal entre los dos personajes – que no deja de ser en todo momento respetuoso, pese a los arrebatos impetuosos del personaje de Freud cuando se ve contrariado en sus ideas, a veces hasta tocado y hundido-. A un lado, el ensayista y crítico literario Lewis –que tuvo una fase atea hasta su conversión al evangelismo y que era amigo íntimo de J.R.R. Tolkien, con quien formó el grupo literario Inklings-. Al otro, el ya mítico autor de La interpretación de los sueños, ateo convencido, que pese al avanzado estado de su enfermedad – a 20 días de su muerte- intenta refutar por activa y por pasiva las ideas teológicas del primero.

El tema principal del debate es el por qué de la existencia humana, y, por tanto, la de un Dios ¿Hay alguna respuesta? ¿algún sentido? Con esta base de fondo, todos los subtemas como la presencia del bien y del mal, la sexualidad o el suicidio van salpicando la conversación.  El contexto bélico –plasmado a través de las informaciones radiofónicas, las alarmas bélicas y el ruido de la aviación militar sobrevolando la zona-  no hace más que enriquecer la disputa, añadiendo al abanico temático cuestiones tan interesantes como el papel de Hitler, el dolor o la condición autodestructiva del hombre –las guerras, siempre las guerras- .la-sesion-final-de-freud- 2

Los espectadores nos quedamos, por un lado, hipnotizados a causa de los geniales diálogos cargados de humor punzante, que lejos de hacerse pesados y recargados por su condición de elevados, se convierten en una amplia ventana a las inquietudes y miedos de estos dos eruditos y que, sorprendentemente o no, difieren poco de las preocupaciones de los hombres de a pie. Por otro lado, nos sentimos maravillados por la increíble transformación de Helio Pedregal. Él sí que se convierte –y no al cristianismo– en el padre del tan célebre complejo de Edipo. Un actor brillante que encuentra en Eleazar Ortiz a su mejor compañero de juego escénico.

El desenlace de la obra es abierto, ¿fe o razón? En Nokton Magazine preferimos decantarnos por la magia, la del teatro, que hace que estos imposibles encuentros se materialicen.

Esta estimulante obra se puede ver en la Sala Pequeña del Teatro Español hasta el 22 de febrero. De martes a sábado a las 20.30h. Domingos las 19.30h. Los días 14 y 21 de febrero, doble función, a las 18h. y a las 20.30h. La entrada cuesta 18€, pero los martes, miércoles y jueves hay un 25% de descuento.

Fotos: Teatro Español