Queso, una adicción deseable

Quesos almacenados.
Desde aquí queremos nombrar el queso como al auténtico “el deseado”, y es que ¿no es uno de los productos más queridos?

A Fernando VII le llamaban “el deseado”, un calificativo del que luego muchos se arrepintieron, ya que fue un rey traicionero y nada deseado como demostró con sus malas dotes de gobernante. Por eso, desde aquí, queremos nombrar AL QUESO como el auténtico “el deseado”, y es que ¿no es uno de los productos más queridos? Partimos de que no conoce ni entiende de barreras y fronteras, y es que podemos disfrutar de él en cualquier parte del planeta.

Si nos preguntasen por qué adoramos el queso seguramente responderíamos de la manera más sencilla posible; porque está buenísimo. Esto nadie lo duda pero, entre nosotros, quizás también influya que el queso es adictivo y no solamente porque nos encanta, sino porque, según un artículo publicado en la revista Muy interesante, el queso “contiene casomorfina, una sustancia estructuralmente parecida a las endorfinas, presente también en la leche materna y que genera una agradable sensación de bienestar. Su efecto adictivo, aunque potente, es diez veces inferior al de su hermana mayor, la morfina”. Así que ya saben, si no quieren tener el síndrome de abstinencia, a seguir comiendo queso, que el mono es muy malo.

Quizás el deseo por el queso provenga de que antiguamente se utilizaba como moneda de intercambio, era el dinero de entonces. De hecho, en Cantabria, concretamente en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, se posee un cartulario del año 962 donde ya se mencionaba al queso en un trueque por un terreno con vides y por diversos bienes, entre ellos siete quesos. Y si preguntamos a la gente qué es lo que más desea nos van responder que salud y dinero. Como hemos visto, el queso fue dinero cuando se realizaban trueques, y si hablamos de salud el queso siempre nos ayuda. De hecho un estudio de la revista Academy of General Dentistry presenta una investigación sobre el beneficio del queso contra las caries, para corroborarlo dieron a varios pacientes leche, yogures y queso. Con los resultados obtenidos llegaron a la conclusión de que las personas que habían tomado leche y yogurt mantenían los niveles básicos de pH mientras que los que habían consumido queso mostraban un aumento en estos niveles. La conclusión a la que llegaron, por tanto, era sencilla: el queso tiene propiedades anticaries.

En opinión del odontólogo Iván Malagón, “parece evidente que el queso aumenta la salivación más que otros alimentos y que además la acción de sus componentes hace que se adhieran al esmalte de los dientes protegiéndolos de la acción destructiva del ácido”. El doctor Malagón celebra la noticia, ya que “las caries -dice- influyen sobre otro tipo de patologías como el cáncer gástrico y otras enfermedades como la úlcera de estómago”.

Y podríamos hacer una lista mayor de los beneficios del queso para la salud como su aporte de proteínas y vitaminas pero quizás esto nos de para otro artículo en el que profundizar en ello, en este lo único que queremos es revindicar al queso y bautizarle con el nombre del “deseado”.

Artículo publicado en Queso y Recetas La Pasiega

 

Foto: Harumi Ueda (cc)