Qué ver en una Capital Europea de la Cultura: Marsella

Un solo paseo por su puerto se transforma en visita a una galería de arte.

Las ciudades saben utilizar sus recursos para captar turismo. La identidad y la creación son clave pero es normal encontrar la cultura como eje. Durante el 2013 Marsella-Provenza es la Capital Europea de la Cultura con la interculturalidad como reclamo, lo demostró con el título de su propuesta para optar a la capitalidad «Marsella, ciudad de importantes mezclas culturales». Las múltiples actividades propuestas surgen así de esa mezcla de culturas que ha forjado una ciudad en la que ya en el siglo XVIII la mitad de la población era extranjera.

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Un gran espejo recorre el techo de una estructura en el paseo.

El visitante será orientado, por las guías o desde el centro de información turística, a visitar el barrio le Panier donde comenzó a formarse la ciudad. Un barrio alto, en el que se encuentra el antiguo hospicio de la Villa Charité, pero que no se encuentra en sus mejores condiciones. Es fácil descubrir pequeñas galerías de arte en edificios descuidados aunque también alguna curiosa tienda con cerveza artesana… Bajando, la vista recibe agradablemente la Catedral la Major (1896) y ya al final del paseo se recupera el aire con la vista del MuCEM, un museo que mira al Mediterráneo dedicándose a sus diferentes culturas sin olvidar la historia, a la que traslada a través de una pasarela elevada que conduce del edificio al fuerte de San Juan.

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Una pasarela conduce del MuCEM al fuerte de San Juan.

La inercia lleva a continuar el paseo hacia el Vieux Port encontrándose primero el Pabellón M, una estructura temporal creada para la capitalidad que recoge en su interior diferentes muestras como una colección de piezas artesanas, de vasos y platos o rocas erosionadas con el tiempo. Pero es en la calle donde se encuentran las mayores atracciones, frente a la entrada del pabellón se ubican varias esculturas desestructuradas de viandantes, será ya en el paseo del puerto donde las encontremos con forma animal.

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Escultura de un delfín en el Vieux Port de Marsella.

Recordando aquel fenómeno del CowParade donde decenas de ciudades en el mundo dejaron pastar en sus calles a vacas creadas artísticamente y con fines benéficos. En Marsella son leones, jirafas, ciervos, delfines o hipopótamos los que muestran pinturas y mensajes. Entre ellas se alza un elefante de patas larguísimas y finas, un elefante daliniano; porque el pintor este año no ha sido sólo protagonista de una de las más concurridas exposiciones del Reina Sofía. Dalí también está en este paseo por el puerto marsellés con grandes piezas de relojes, cuerpos recorridos por hormigas… todo ello salido de la galería Mickael Marciano, con exposición actual basada en el artista, a la calle.

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Un elefante daliniano recuerda en las calles la obra del artista.

Marsella es otro ejemplo de cómo la cultura puede revitalizar el entorno. Su nombramiento como Capital Europea de la Cultura ha conllevado una fuerte inversión en infraestructuras, para las que ha contado con reconocidos nombres de la arquitectura, y rehabilitaciones. El próximo año será el turno de Umea (Suecia).

 

Fotos: Rocío A. Gómez Sustacha