Museo del Prado, pista de baile

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Los museos son lugares con infinitas posibilidades. Gracias a la iniciativa #PradoRadio3, hoy las obras del Prado respiran música.

Los museos son lugares amigables, unos sitios en los que parece que nada malo puede pasarte. Una cosa muy guay que tienen todos en común es su suelo. Siempre reluciente, casi casi te puedes ver la cara en la superficie pulida y, tras horas pasando de un cuadro a otro en procesión cristiana, es difícil resistir la tentación de marcarse un moonwalker sobre ella.

Difícil porque no procede, digo. Estos templos del arte parecen diseñados para el disfrute introspectivo: nadie tiene por qué enterarse de que acabas de emocionarte con aquella pintura de Rubens o con aquel otro cuadro de Turner. Parece sin embargo que las tendencias van cambiando. Cada vez más, los museos se plantean como centros lúdicos en los que no guardarse nada dentro.

Y en esta línea surgen actividades como la que hoy jueves 10 de diciembre llenará el Museo del Prado de amantes del arte y de la música. #PradoRadio3 reserva los pasillos de la pinacoteca española para un grupo de privilegiados que, de noche y con alevosía, podrán vivir la experiencia del museo de una forma nueva: un «viaje de los sentidos» con la música seleccionada por Radio 3.

Para quien no haya conseguido plaza (eran muy limitadas) por este recorrido artístico musical, en Nokton Magazine tenemos nuestra peculiar propuesta, disponible en Spotify. Aquí va.

El quitasol, 1777, Francisco de Goya – Un audífono tú, un audífono yo, Javiera Mena

Dicen que hemos cambiado, pero en realidad no tanto. El costumbrismo sigue siendo tan blanco y naif como las letras de amor de la chilena Javiera Mena, y esta serie de Goya, años antes de pasarse al black metal de la sordera, nos deja escenas tan pop como la que nos evoca la canción.

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La Anunciación, 1428, Fra Angelico – Bri Bri Bli Bli, Extremoduro

Contemplar la iconografía religiosa del arte florentino bajo los efectos de la voz del señor Iniesta deber ser algo así como levantarte un domingo, desayunar y volver a la cama. Y es que hay placeres mundanos por los que merece la pena que te expulsen del Paraíso.

La Anunciación, 1428, Fra Angelico - Bri Bri Bli Bli, Extremoduro

El caballero de la mano en el pecho, 1580, El Greco – Follow me, Muse

La fuerza hipnotizante de los retratos de El Greco llega a su cima en esta obra sobria y psicológica. Delante de ella, la mirada impenetrable y el gesto elegante del perfecto hidalgo castellano parecen gritar desde el otro lado el «follow me» de la banda británica.

El caballero de la mano en el pecho, 1580, El Greco - Follow me, Muse La fuerza hipnotizante de los retratos del Greco llega a su cima en esta obra sobria y psicológica. Delante de ella, la mirada impenetrable y el gesto elegante del perfecto hidalgo castellano parecen gritar desde el otro lado el "follow me" de la banda británica.

David vencedor de Goliat, 1600, Caravaggio – The poet acts, Philip Glass

Luces y sombras en la pintura del maestro Caravaggio. Como en la piel del David vencedor y asustado, que parece moverse con la cadencia mortecina del tema de Philip Glass.

David vencedor de Goliat, 1600, Caravaggio - The poet acts, Philip Glass Luces y sombras en la pintura del maestro Caravaggio. Como en la piel del David vencedor y asustado, que parece moverse con la cadencia mortecina del tema de Philip Glass.

El carro de heno, 1515, El Bosco – Summer in the city, The Lovin’ Spoonful

De un lado, el paraíso terrenal; del otro, el infierno tal y como lo soñamos y, en la tabla central, el heno como alegoría bíblica del pecado. Si no ardemos en la pira, lo acabaremos haciendo con este temazo desbocado de The Lovin’ Spoonful que también nos regaló Joe Cocker.

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Foto (cc): Manu / Wikimedia Commons