Futbolistas de letras

No sólo de patadas vive el fútbol. Hay dignos representantes de aquella frase de men sana in corpore sano.

Ya lo dicen los versados en el terreno de juego: “Sí, bueno, no, el fútbol no es más que 22 tipos en calzones corriendo detrás de un balón durante 90 minutos más o menos” (y una suerte de aborregamiento masivo apostillarían otros). Pan y circo, señores, pan y circo. O no. No venimos a decir ahora que el fútbol y el mundo que lo rodea esté definido por la elevación cultural y los resultados importantes son los que aportan sobre el césped, pero hay honrosas excepciones más allá de los canguros austriacos.

Cuenta la leyenda que Santiago Hernán “el Indito” Solari, centrocampista argentino y dignísimo suplente de oro de Zidane en su etapa madridista, decidió fichar por algún equipo de la capital del Manzanares para poder estar cerca del Museo del Prado y tener la oportunidad de recorrer sus salas siempre que sintiera la necesidad. Es de suponer que estos no fueran los únicos motivos. Estemos o no de acuerdo por el amor a ciertos colores, el Atlético de Madrid y el Real Madrid son clubes de referencia en el mundo del balompié y es entendible que un jugador quiera pasar por ellos. Pero si leemos al Solari ya retirado del campo de juego en su faceta de articulista podremos apreciar que no sería raro encontrártelo fascinado por cualquier faceta del arte.

bielsa

Definir la personalidad de Marcelo Bielsa es un trabajo complicado en el que se recomienda entrar con casco y arnés. Es una labor de riesgo. Una mañana se dio cuenta de que no era tan buen futbolista como observador y teórico del fútbol y decidió colgar las botas para pasar a colocarse de cuclillas en el banquillo porque él respira y vive el fútbol a nivel de la hierba. Bielsa tiene matices obsesivos en sus pasiones vitales. Antes de aceptar la oferta que le hizo Josu Urrutia, presidente del Athletic de Bilbao, “el Loco” devoró los vídeos de todos los partidos, oficiales y amistosos, que habían disputado los leones. Dos temporadas de fútbol intensivas en menos de un mes para elaborar un informe al milímetro de cada jugador, directivo, hasta el último utilero, del club. Y en cintas también se encuentra su otra pasión. De su etapa como seleccionador chileno se recuerda cómo no dejó sin ver todos los fondos de los videoclubes que rodeaban la ciudad deportiva del combinado nacional. Quizás sea un tipo de Quijote futbolístico que de tanto ver cine y tan poco dormir, se le fue secando el cerebro.

Y no nos olvidemos del primer futbolista argentino que nos hizo creer en el matrimonio entre la cultura y el deporte, Jorge Valdano, poeta del fútbol y la crítica/crónica futbolística. Valdano deja filtrar en sus palabras, verbo ágil típico tópico que le da también el ser argentino, unos matices de reflexión y profundidad fruto del interés por lo que le rodea, una suma del aprecio por lo que le rodea y una conciencia cultural y social que dignifica a cualquier persona.

remate

Desde este humilde muro poco más podemos decir de Xabi Alonso o Esteban Granero. Elegantes en el campo y fuera de él. Educados, respetuosos, buenos chicos, leídos y defensores de la cultura en un mundo a veces tan árido como el del fútbol. La familia Alonso, con patriarca también futbolista aunque el País Vasco sea feudo del matriarcado, se cuidó muy mucho de formar bien a sus criaturas. Uno licenciado en Económicas y Filosofía y el menor en Empresariales. Mikel y Xabi podrían vivir sin problema de sus éxitos deportivos una vez se retirasen, pero mejor tener un colchón y cultivar también el intelecto. Granero también es considerado un bicho raro en este mundo. Un chaval con buen dominio del balón, con estudios en psicología y apasionado de la poesía. Esteban de pequeño combinaba los libros y la pelota, querría ser como cualquiera de los de la Quinta del Buitre y también ahí encontramos una excepción a la supuesta norma. Manolo Sanchís, defensa potente del club blanco, es un reconocido melómano que ha llegado a promover un ciclo de bel canto llamado FanOpera.

Para muestras, botones, no sólo excepciones. Como todo buen bilbaíno o athletictzale sabe, don Miguel de Unamuno no ha pasado a la historia por su san Manuel Bueno, mártir, su etapa de rector en Salamanca, sus sentencias ante las tropas franquistas o su existencialismo literario. El mayor hito vital de don Miguel de Unamuno es haber sido tío-abuelo de Rafael Moreno, Pichichi.

Fotos: Avilas (cc)/ Marooned (cc)/ Etecemedios (cc)