François Ozon: “Deberían mostrar cine erótico en los colegios para enriquecer la educación sexual de los niños”

Una muerte lo puede desencadenar todo. La perversión, el descubrimiento… En la estela de su trayectoria, la última película de Ozon nos curte a incógnitas.

A estas alturas de la jornada no se identifica con claridad si la figura de Pedro Almodóvar es signo de fortuna o un ente espiritoso que insiste en aparecerse frente a François Ozon cada vez que se abre al micro en suelo “espagnol”. Las comparaciones no son sólo odiosas, terminan extenuando al más venerable. Desconocemos cuánto se ha repetido el almodovariano “día de la marmota” del director francés durante su incesante promoción en Madrid, pero la referencia lo reclama. Tras el visionado de Una nueva amiga no se nos va de la cabeza el Miguel Bosé femme fatale que interpreta ‘Un año de amor’ en Tacones Lejanos. Se oye un suspiro. Le halaga que conecten su cine con el del realizador manchego y conoce la película. Sin embargo, no ha bebido de su fuente y los cántaros se amontonan. “¿Cuál era la pregunta?”, una amigable sonrisa y el salto de agua continúa su curso.

Siguiendo la estela de su trayectoria, la última película de Ozon nos da pistas, no nos resuelve las incógnitas que disemina. El poso de perplejidad de la sala despierta según un tsunami de contrariedades se apuntala en los personajes. La identidad y la orientación sexual cobran su significado y se abren al debate sin imposiciones. La mirada de Ozon es la de un hombre que defiende todos “los posibles” de un ser humano. “Hay una enorme tendencia a catalogar en nuestra sociedad. Esta corriente viene sobre todo de EEUU donde antes de ser un cineasta, eres un cineasta negro, gay, etc. No puedes escoger quién eres y menos tener varias identidades”.

El director de Joven y bonita y 8 mujeres nos explica cómo la escritura del guión coincidió con las violentas manifestaciones en París contra el matrimonio homosexual por parte de la Iglesia y partidos y organizaciones de ultraderecha. Se planteó: “¿Qué paso puedo dar para hacerles entrar al trapo sin meterme con ellos? ¿Cómo hacer que vean que ser diferente o tener una pareja de otro tipo no agrede a nadie ni es un peligro? Decidí que con puntos de comedia, aunque me centrara en la intriga y el melodrama, podría llegar más lejos”. Así nació un filme en el que la muerte lo desencadena todo: El coqueteo con la perversión, el descubrimiento y las negaciones, la luz de la vida que amanece…

 

Una nueva amiga, participante en la Sección Oficial de la pasada edición del Festival de San Sebastián, surgió del recuerdo de un cuento de Ruth Rendell que leyó veinte años atrás y de una historia real que conoció por una amiga directora. Supo de un hombre que se vestía con la ropa de su mujer fallecida para intentar revivir su presencia y afrontar el dolor. “David, el personaje de Romain Duris –muy cómodo vestido de fémina y encantado de salir del cierto encasillamiento de masculinidad y seducción que tiene en el cine- es un hombre perdido que encuentra una dirección en la mejor amiga de su mujer (Anaïs Demoustier) y en la creación de Virginia, una identidad femenina” señala.

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Catherine Deneuve, Isabel Huppert, Emmanuelle Béart… Todas han confiado en el cálido pulso de François Ozon, sensible en el tratamiento de las mujeres y tendente al contraste entre el deseo y la realidad. “Siempre retrato personajes que desean algo y se esfuerzan en conseguirlo cuando son su fantasía y su ensoñación las que muestran mejor lo que desean y son”.

El director francés defiende el calado del cine en la escala de valores de los espectadores y considera que la imagen abre puertas a la ruptura de prejuicios. “¿Quién no ha soñado o se ha enamorado viendo una película? ¿O tenido una erección en una pornográfica? No sé si sería una buena idea, pero como parte de la asignatura de educación sexual en el colegio pondría algún ejemplo de cine erótico. A partir de una edad, claro”. Tras noquearnos con su espontánea sinceridad, desembarcamos en el cine de los años 40, fijamos la vista en Hitchcock y Ozon nos explica la vinculación de la trama de Vértigo con su película. Aquella terminaba como el rosario de la aurora, nos dice con una expresión francesa equivalente. Él sin embargo ha abogado por “un final hollywoodiense”. El happy end está filmado y, asimismo, la incomodidad del interrogante.