Eskarnia: “A veces no queda más remedio que hacerse la chula”

Eskarnia: “A veces no queda más remedio que hacerse la chula”
Fotografía de Davinia M. Quero.
Nervio, carisma, sinceridad y una pizca de teatro en ‘Sola en la sala’, el debut de la rapera malagueña.

Una pequeña multitud, valga la contradicción, se congregaba una noche de la pasada primavera en el patio del centro social y cultural malagueño La Casa Invisible. Con la única compañía de una caja de ritmos y de un niño que se levantó a bailar espontáneamente al son de sus canciones, una artista acaparaba su atención. También pequeña pero grande -por su complexión y por su capacidad para llenar el escenario, por esa caja torácica tan delgada de la que emana mucho nervio hip hop y una voz grave y poderosa- la rapera Elena Casanueva, más conocida como Eskarnia, despertó entonces la curiosidad de los allí presentes, que se preguntaban entre cuchicheos quién sería esa chica que lo hacía tan bien.

Aquello, que sucedió hace meses, no fue más que un aperitivo. Ahora Casanueva, o mejor dicho, Eskarnia, tiene un disco bajo el brazo, Sola en la sala, que presentó el pasado agosto en la sala Velvet de la ciudad andaluza, rodeada del calor de los que la siguen desde el principio y del interés de otros que han sido sorprendidos por un debut que no por modesto resulta menos ambicioso, en el que la teatralidad que emana de su intérprete y compositora no está reñida con una verdad y una sinceridad que a veces resultan casi cándidas, y otras, muy crudas. Nokton Magazine ha hablado con ella.

Lo de teatralidad no es un decir, sino algo literal. En Eskarnia hip hop y teatro caminan de la mano desde que, con quince años, Casanueva empezara a escuchar rap gracias a sus hermanos y aprendiera a combinarlo con el gusto por el teatro y la lectura que su padre había cultivado en ella. “La primera MC que escuché en español fue Arianna Puello, me inspiró muchísimo y fue un acicate, tenía su disco Gancho perfecto, sus letras me atravesaban y hasta conseguían hacerme llorar. Luego descubrí a Bahamadia, Queen Latifah, Lin QueMc Lyte o Lady of Rage,  También lo flipaba viendo bailar a Salt-N-Pepa y las que montaban en los directos. Más tarde vino Keny Arkana, que fue un descubrimiento brutal”, enumera, cuando se le pregunta por sus referentes femeninos en el género. Después, nos cuenta, acabó estudiando Arte Dramático, una formación que no cuesta reconocer cuando la andaluza, nacida en 1986, toma las tablas, dispuesta a exorcizar sus fantasmas en ellas.

Con la inestimable ayuda del saxo de Daniel Hidalgo y el estilazo soul de las bases de Liibe, Sola en la sala es un recorrido por el prisma que conforman todas las caras de Eskarnia: las ganas de saltar y autoreivindicarse en ‘Menos mal’; la oscuridad en ‘Este monstruo’, el que confiesa que es su tema favorito del álbum; y la coraza protectora de chulería, que hasta le cambia la voz, de ‘¡Venga ya!’.

“Yo he sido muy vacilona desde siempre y el rap no me ha hecho adoptar esta pose, ya la traía de fábrica. Pero sí, a veces no queda más remedio que hacerse la chula, para mi regocijo”, admite.

Además de la propia Eskarnia, Sola en la sala puede aportar otro descubrimiento: el de la poesía para adultos –para aquellos que se hubieran quedado en sus libros para niños- de Gloria Fuertes. El EP recoge las canciones que formaron parte de No se nace al nacer, un concierto de rap para el que la malagueña se inspiró en algunos de los versos menos conocidos de Fuertes. El tema que da nombre al álbum y que sirve de adelanto y videoclip del mismo y una idea que se repite a lo largo de sus 32 minutos –no nací al nacer– brotan del descubrimiento de una faceta casi inédita de la escritora. La rapera supo de su existencia cuando los organizadores del ciclo de poesía y escena malagueño El Mal de Tourette le propusieron desmitificar el concepto de poesía para niños, precisamente, a partir de la figura de Fuertes. “Hasta entonces desconocía esa faceta suya, pero en cuanto empecé a leer sus versos me hice adicta a sus poemas, con los que me sentí increíblemente identificada”, recuerda Eskarnia, que añade que desde el principio comprendió que la temática de los versos de la poetisa y sus letras están relacionados.

Eskarnia: “A veces no queda más remedio que hacerse la chula”
Fotografía de Mygue Tomé.

Parece que los periodistas nos repetimos: Eskarnia reconoce que a veces siente que le preguntan “demasiado” por su condición de mujer en el mundo del hip hop. “Entiendo que no es lo habitual en un mundo mayoritariamente masculino y sorprende. Siempre respondo que para mí es más importante mi condición de persona a la hora de escribir; en las letras trato de que cualquiera pueda sentirse identificado independientemente del género”, comenta. “Aunque eso no quita que me encante ser mujer y rapera”.

Como su propio título indica, Sola en la sala reflexiona, y mucho, sobre la soledad; sobre sus pros, sobre sus contras, sobre ese estigma que a veces la distorsiona. “El ideal de vida general es tener pareja y formar una familia; partiendo de aquí tenemos una presión social añadida que hace que estar solos sea malinterpretado y más frustrante de lo que verdaderamente es”, opina la malagueña.

Por otra parte, Eskarnia, que es, según sus propias palabras, “una de las pocas personas que quedan sin WhatsApp”, considera que las nuevas comunicaciones y las redes sociales reconfortan falsamente, al crear una sensación ilusoria de compañía. “No estamos acostumbrados a estar solos y a dialogar con nuestro yo, muchas veces estamos más en los demás que en nosotros”, reflexiona.

“Uno con uno mismo nunca está solo”, asegura.

Puedes seguir a Eskarnia en Facebook, Twitter, YouTube y Spotify.

 Fotos: Davinia M. Quero / Mygue Tomé / Tomás Díaz /