El arte de los regalos, envolver con furoshiki

Creativo, ecológico y usada durante siglos es la tela para los regalos.

Lo importante está en el exterior. Puede sonar osado, a contracorriente, pero el disfrute visual, la importancia de la estética, es una gran constante. En estos días navideños en el que todos los interiores, sentimentales o físicos, visten sus mejores galas y no se deja ningún detalle a la imaginación es justo buscar el equilibrio. Hogares y tiendas perfectamente decorados, corazones llenos de buenos deseos y muchas ganas de que los regalos escogidos generen ilusión frente a calles cargadas de luces, personas luciendo dispares gorros y regalos en los que el exterior también importa, porque envolverlos es un arte.

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Los tiempos imponen unas navidades hechas por nosotros mismos, en lo referente a presentes, se aplica desde el mismo regalo a su presentación. Los clásicos envoltorios en papel o los sobres facilitados por las propias tiendas quedan relegados por una tradición mucho mayor, la del furoshiki. Adiós a las tiras de celo impenetrables y al consumo innecesario de papel. El furoshiki es una tela cuadrada con origen japonés que puede encontrarse en cualquier color o estampado y en géneros como nylon, rayón, seda o algodón. Aunque es una tela que sirve para crear cualquier tipo de manualidad su historia va ligada a la presentación de regalos. Comenzó a usarse en el siglo XVII cuando era habitual colocar la ropa sobre esta tela antes de entrar a los tradicionales baños japoneses llamados ‘furo’. Posteriormente su uso empezó a extenderse y fueron los comerciantes quienes vieron su principal salida, ser envoltorio de sus productos y regalos.

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El furoshiki es una gran tierra por explorar. A la hora de usarlo como envoltorio para regalos existen diferentes técnicas que han de ser seguidas paso a paso para mantener esta tradición y que la presentación sea de por sí un motivo de disfrute del obsequio. Además se trata de un producto totalmente ecológico, en 2006 el gobierno de Japón comenzó a promoverlo en contraposición a las bolsas de plástico, por las posibilidades de su reutilización. La tela en sí puede transformarse en regalo (o nuevamente en envoltorio) ya que su uso es común para crear bolsos, cinturones, diademas o, en estas fechas, también puede ser utilizada como envoltorio para cubrir botellas o cubiertos personalizando la decoración.

La belleza navideña puede estar en contemplar una escena hogareña con chimenea y árbol de Navidad, en deleitarse con una cuidada decoración en la mesa o en ilusionarse con un sinfín de luces hipnotizantes, pero los detalles son los que determinan el paisaje, ha de haber regalos bajo el árbol. Las largas horas dedicadas a encontrar el regalo perfecto, el que asegura que a quien lo abra se le iluminen los ojos, lucirán más con un packaging original y centenario.

Fotos: Electron Wind (cc)/ Weekendknitter (cc) / Mamaoca2008 (cc)