La asombrosa cápsula del tiempo de los Modlin

La asombrosa cápsula del tiempo de los Modlin
Los Modlin. Paco Gómez. Verkami
El matrimonio Modlin trazó un plan para pasar a la historia que cambió la vida del fotógrafo Paco Gómez.

 

El matrimonio Modlin estaba obsesionado con pasar a la historia. Aunque Margaret se definía a sí misma como “la mejor pintora del Apocalipsis”, tanto ella como su marido, Elmer, eran conscientes de que la humanidad no estaba preparada todavía para comprender su obra. Los dos, presos de una poderosa corazonada, documentaron toda su vida en diarios, fotografías y vídeos, en una especie de plan trazado para que, en el futuro, alguien encontrase su legado y los hiciera inmortales.

Los Modlin. Paco Gómez. VerkamiSin embargo, ni ellos ni su hijo Nelson alcanzaron esa anhelada fama en vida; hubieron de conformarse con pequeños destellos: los papeles secundarios en películas menores de Elmer, la exposición de Margaret que el Círculo de Bellas Artes acogió durante menos de un mes o la voz de Nelson, que sirvió para la megafonía del aeropuerto y también para El Corte Inglés. Ahora las cenizas de los tres descansan en el fondo del lago de la Casa de Campo, pero parece que aquello que persiguieron con tanto ahínco no era solo una corazonada: en el momento en el que se escriben estas líneas la campaña de crowdfunding emprendida por el fotógrafo Paco Gómez para publicar el libro Los Modlin ya ha recaudado 11.585 euros en Verkami.

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Los Modlin cuenta dos historias que, en realidad, son una sola: la de esta misteriosa familia que llegó a España en los años 70 desde Estados Unidos, con su fijación por la fama en las maletas, y, además, la del periplo emprendido por Gómez décadas después para hilar todas las pistas que dejaron antes de morir.

Los Modlin. Verkami. Paco Gómez

La pieza perdida de un puzle

Parece el argumento de una película de Wes Anderson, pero sucedió en Malasaña en el año 2003. Gómez cuenta a Nokton Magazine que su cuñado le llamó para avisarle de que en la calle del Pez había una montaña de fotografías y documentos recién abandonados. Era una noche de junio y, cuando llegó, la acera ya estaba llena de gente que rebuscaba en el montón de cosas que habían salido de los cajones de la casa de los Modlin, ubicada allí. Elmer, el último superviviente de aquel misterioso trío, había fallecido ese mismo año, y sus herederos vaciaron el piso, deshaciéndose de aquello que consideraban que tenía escaso valor.

La asombrosa cápsula del tiempo de Los Modlin
Margaret, Nelson y Elmer Modlin. Estudios fotográficos para el cuadro «Elmer Modlin, tú que contemplas los siete sellos del Apocalipsis según San Juan»

Paco Gómez, perteneciente al colectivo NoPhoto y diseñador también de exposiciones,  explica que entonces se llevó un taco de fotografías de los Modlin a casa, donde las tuvo varios años sin saber qué hacer con ellas, como si fueran la pieza perdida de un rompecabezas. Una noche, en el piso de un amigo, reconoció en una imagen a la mujer que también aparecía en sus fotos. Le contaron que era Margaret Modlin, una misteriosa pintora norteamericana que había vivido en Madrid, y para cuya obra se buscaba entonces un mecenas. En aquel momento, supo que tenía una historia entre las manos, y comenzó a buscar, poco a poco, todas las piezas para completarla.

Persiguiendo a los Modlin

Retrato de Nelson Modlin
Retrato de Nelson Modlin. Negativo original 20×25 encontrado en la basura.

El matrimonio Modlin llegó a España siguiendo los pasos de su hijo Nelson, un joven de 17 años al que, si permanecía en su país, tarde o temprano, reclutarían para combatir en la Guerra del Vietnam. Su padre, Elmer, también había sido objetor de conciencia, pero, aun así, no pudo evitar ser destinado a Japón en un barco hospital en 1945, donde fue, afirmaba él en un diario encontrado también por Gómez, el primer americano que pisó Nagasaki tras la bomba atómica.

Durante el proceso de investigación, el fotógrafo descubrió, entrevista a entrevista, que la fama era un tema omnipresente en la vida y las aspiraciones de los Modlin. Muchos testimonios le trasladaron que el matrimonio estaba obsesionado con que, en un futuro, iba a hacerse muy famoso, y con que solo tenía una misión en la vida: que la obra de Margaret se completara y fuera comprendida. Gómez tuvo claro entonces que la historia estaba siendo contada tal y como la señora Modlin había planeado.

“En sus diarios, ambos están muy obsesionados con documentar cualquier contacto con cualquier persona famosa, para justificar –tenían esa paranoia- que habían estado rodeados de gente famosa, y que, así, ellos también eran famosos e importantes”, relata Paco Gómez.

Una corazonada y una cinta de vídeo

Los Modlin. Paco Gómez. Verkami

La obsesión por la fama de Elmer y Margaret, marcó, indica también Gómez, a su hijo Nelson, formado en Hollywood desde pequeño para ser actor algún día: clases de esgrima, de equitación, de guitarra… En sus últimos años, parece que Nelson quiso desvincularse de esa vida marcada por la meta de la inmortalidad; se marchó de casa de sus padres y apenas los veía dos o tres veces al año. Terminó sus días en una casa en la provincia de Guadalajara, donde Gómez tuvo, después, la fortuna de completar el círculo mágico de su investigación, al dar con un testimonio en vídeo que el matrimonio Modlin le legó a su hijo, en el que se explica detalladamente el sentido de las obras de Margaret. “Cuando lo ves, lo entiendes todo”, afirma, entusiasmado. “Fue como encontrar una cápsula del tiempo”.

Probablemente, los Modlin se cruzaron en nuestras vidas, pero, como piensa Paco, no nos quedamos con su cara. Él mismo cree que seguro que se los encontró en alguna ocasión por Malasaña, cuando los tres aún estaban vivos. En el barrio hay vecinos que sí los recuerdan por su aire extravagante: altos, guapísimos; ella, protegida del sol por unas enormes gafas y un sombrero de ala ancha; su marido, siempre a su lado, como un escudero; ambos, convencidos de que tenían un legado artístico e intelectual que dejar al mundo.

De momento, son más de 400 los libros que ya han sido encargados a través de la web del proyecto de crowdfunding, y una sola la explicación: es una historia fascinante. Más allá del componente de fantasía con el que Margaret percibía la importancia de su obra artística, Paco Gómez tiene claro que cualquier persona que oye por primera vez lo que él cuenta “se queda alucinada, porque no cree que pueda ser posible”. “Yo era consciente de que esta historia tenía mucho tirón; solo necesitaba que llegara a mucha gente, porque cualquiera que la conociera iba a querer comprar el libro”, afirma el fotógrafo, que, como los Modlin, ha hecho caso a su corazonada y ha acertado.

(Fotos cedidas por Paco Gómez)

Los Modlin superó con creces el objetivo de recaudar 7.500 euros para su autoedición que, en principio, fijó en Verkami. Acometidos los objetivos y finalizada ya la campaña, el libro de Paco Gómez puede obtenerse a través de la web losmodlin.com y en librerías como La Central